El diseño de interiores es mucho más que la simple decoración de un espacio. Es una disciplina que implica una profunda comprensión del entorno y de las personas que lo habitan. Desde el inicio de mi carrera, siempre he creído que los espacios deben ser un reflejo auténtico de quienes los ocupan, un lugar donde la funcionalidad y la estética se entrelazan en una danza armónica que dé vida a ambientes únicos y memorables.
Mi enfoque en el diseño siempre ha sido atrevido y sin miedo a lo desconocido. No soy de las que siguen las reglas al pie de la letra; más bien, me gusta romperlas y reinterpretarlas a mi manera. Esta filosofía me ha permitido crear espacios que no solo son visualmente atractivos, sino que también tienen alma, una historia que contar. Porque para mí, cada proyecto es como una obra de arte en la que cada elemento, desde los muebles hasta los accesorios más pequeños, tiene un propósito y una razón de ser.
Uno de los aspectos fundamentales en mi trabajo es la iluminación. La luz es, sin duda, uno de los elementos más poderosos en el diseño de interiores. No solo define los contornos de un espacio, sino que también tiene la capacidad de transformar la atmósfera por completo. Me gusta pensar en la luz como el pincel con el que pinto cada espacio, creando sombras y matices que aportan profundidad y carácter. En cada proyecto, dedico un tiempo considerable a planificar cómo la luz interactuará con los materiales, los colores y las formas, para asegurarme de que todo esté en perfecta armonía.
La selección de materiales es otro de los pilares en mi trabajo. Me apasiona explorar las texturas y cómo estas pueden influir en la percepción de un espacio. Desde la suavidad del terciopelo hasta la aspereza del concreto, cada material aporta una dimensión diferente al diseño. Sin embargo, mi enfoque no solo se centra en lo estético; también estoy comprometida con la sostenibilidad. Vivimos en un mundo donde es fundamental ser responsables con nuestras elecciones, por lo que siempre busco materiales que sean tanto hermosos como respetuosos con el medio ambiente.
A pesar de las tendencias cambiantes, el propósito del diseño sigue siendo el mismo: crear espacios que conectan con las personas a un nivel emocional. En mi opinión, el diseño debe ser un reflejo del momento en el que vivimos, pero sin perder su esencia. Me inspiro constantemente en el mundo que me rodea, en la naturaleza, en el arte, en la arquitectura, y en las experiencias personales, para crear diseños que sean a la vez innovadores y atemporales.
Cada proyecto que tomo es una oportunidad para explorar nuevas ideas y conceptos, siempre con el objetivo de crear algo que sea único para mis clientes. Esto significa entender no solo sus gustos y preferencias, sino también sus necesidades y aspiraciones. Para mí, un buen diseño no es aquel que sigue ciegamente las tendencias, sino aquel que está profundamente arraigado en la personalidad y el estilo de vida de quienes habitan el espacio.
El diseño también tiene un poder transformador que a menudo se subestima. Un espacio bien diseñado puede mejorar nuestro bienestar, influir en nuestro estado de ánimo y, en última instancia, cambiar la manera en la que vivimos y nos relacionamos con nuestro entorno. Esta creencia es lo que me motiva a seguir innovando y buscando nuevas formas de expresión en cada uno de mis proyectos.
El diseño de interiores no es sólo una cuestión de estética. Es una forma de crear ambientes que cuentan historias, que evocan emociones y que, sobre todo, mejoran la calidad de vida de quienes los ocupan. En cada proyecto que realizo, mi objetivo es crear espacios que no sólo sean hermosos, sino que también resuenan profundamente con las personas, brindándoles un lugar donde puedan sentirse completamente ellos mismos.
La manera en que los hoteles están diseñados ha cambiado drásticamente, pasando de ser espacios meramente funcionales a convertirse en experiencias inmersivas para los huéspedes. La hotelería de hoy en día busca ofrecer algo más que un lugar para dormir; se trata de crear un ambiente que refleje la identidad del lugar, que cuente una historia y que ofrezca a los huéspedes una experiencia memorable. Este cambio ha impulsado a los diseñadores a ser más creativos y a pensar en cómo cada detalle, desde el lobby hasta las habitaciones, puede contribuir a una experiencia única e inolvidable. Estoy emocionada por lo que el futuro depara en este campo, y ansiosa por seguir explorando nuevas formas de expresión en el diseño hotelero.
*Texto basado en la presentación de la diseñadora Olga Hanono en Expo Mueble Internacional Verano 2024 donde fue Galardonada al Mérito del Interiorismo 2024.
Olga Hanono ha marcado su trayectoria de 25 años con un enfoque innovador y una filosofía de reinvención constante. En 2019, publicó The Art of Beautiful Living con la editorial Assouline, una antología de su trabajo que refleja su visión artística del diseño y el color. Su versión artística del diseño y el color fue exhibida en el Museo Nacional de Arte de México y en la Bienal de Arte de Venecia 2022 bajo el nombre de Dreamville.
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