La luz es un componente esencial en materia de diseño y arquitectura interior, siendo un material intangible, siempre está presente y a través de sus distintas capas se torna multifacética.
La iluminación de espacios interiores es un lenguaje que se comunica a través de los sentidos. Un complejo tejido cuya trama y urdimbre reúne posibilidades creativas que permiten transformar la percepción del espacio y el estado de ánimo de las personas al detonar nuevas sensaciones. Son amplias las variables que podemos integrar a un lenguaje lumínico desde el concepto que nos permite comunicar ideas, aspectos técnicos y creativos, hasta el desarrollo que nos permite diseñar una experiencia, la cual responde al contexto que gira alrededor del proyecto. En México, existe una comunidad de iluminadores que sigue creciendo, gracias a iniciativas como Maison Diez Company, un evento que apoya a la industria de iluminación, y reúne a sus mejores expositores en un evento anual, hasta Posgrados en Iluminación como el que ofrece Arquine y la Universidad Politécnica de Cataluña donde arquitectos y diseñadores se especializan en la materia para resolver nuevos proyectos. Sin duda, ser parte de este campo profesional es un camino lleno de curiosidad, tecnología y experimentación que resulta emocionante y sorprendente.
La luz es un componente esencial en materia de diseño y arquitectura interior, siendo un material intangible, siempre está presente y a través de sus distintas capas se torna multifacética.
¿Es la luz el primer recurso en el que piensas cuando vas a diseñar un espacio? Seguramente no y es que sin luz no habría percepción de color, textura, sombra, escala, percepción. Sin embargo, una vez que la integras al proyecto de diseño, se convierte en un elemento fundamental, eficiente, útil y con la apertura suficiente para distinguir ciertos aspectos del espacio interior o de una materialidad que antes no habrías considerado.
Uno de los desafíos más recurrentes en el proceso de diseño, es entender la luz como una herramienta de diseño, la cual se puede contener, guiar, redirigir, controlar. Realmente, la luz es un material de construcción, para redibujar el espacio, definir efectos, enfatizar detalles que se quieren comunicar en el proyecto en combinación con las entradas de luz natural que también reaccionan ante el espacio y juegan con la percepción del mismo.
Es real que los efectos de una buena propuesta de iluminación son positivos para la salud de las personas, mejoran su estado de ánimo y modifican los niveles de energía que impactan directamente en la concentración, el apetito, en su calidad de vida. Otro aspecto en beneficio de las personas es que a través de la luz se generan nuevas experiencias, se despiertan sensaciones y se transforma la manera en cómo se relaciona el ser humano con otras personas. Es tan poderosa y necesaria la buena iluminación en el espacio interior, que aumenta niveles de productividad, de comodidad visual y rendimiento en cualquier espacio educativo para el aprendizaje de niños, lo mismo para un espacio de trabajo entre jóvenes y adultos.
Una buena iluminación significa lograr un equilibrio óptimo entre las necesidades humanas, el espacio físico y un concepto de diseño. Un “lighting designer” es una persona pensadora de la luz que reconoce, organiza, conceptualiza y proyecta las virtudes de la iluminación, con la oportunidad de lograr un lenguaje lumínico memorable. Cabe destacar que el diseño de iluminación, también responde a la distribución del espacio y a la selección de materiales, o bien, a la identidad de una marca, a las condiciones climáticas del entorno y de igual forma responde al presupuesto del cliente.
Los efectos lumínicos que se pueden lograr mediante diversas tecnologías LED en conjunto con accesorios difusores y sistemas de encendido son diversos. Por otro lado, no olvidemos el impacto de la luz natural, es tan atractiva y decidida que cada vez que entra a un espacio interior lo hace sin pedir permiso, con gracia y armonía para provocar sensaciones y modificar la percepción de lo que vemos y de donde estamos, en busca de reconocer y mejorar la calidad del espacio.
Un objetivo primordial en términos de sustentabilidad sucede cuando se integra a un especialista en iluminación como parte del proceso creativo del proyecto arquitectónico y/o de diseño interior. El tiempo es clave para poder asesorarse y conocer marcas, tecnologías, proveedores que aporten soluciones sostenibles y nuevas tipologías de iluminación sujetas a cálculos lumínicos que ayudan a identificar la selección de los mejores productos para resolver el aspecto lumínico de un proyecto.
El resultado aportará condiciones visuales adecuadas para los habitantes y usuarios, utilizando productos lumínicos dispuestos de una forma bien pensada y con sentido, a veces simétrica y equilibrada, a veces asimétrica e inesperada, pero siempre con la firme convicción de lograr una intención lumínica.
Los expertos en iluminación, tienen la capacidad de visualizar la luz en arquitectura como un producto de la expresión humana en relación al tiempo, es etéreo e intangible, sin embargo debe ser considerada como un material que mediante capas de luz que impactan en cómo luce un edificio de noche tan bien como se puede ver de día, un diseñador(a) de iluminación puede crear conceptos para enriquecer la percepción, para inspirar y potencializar las actividades de las personas.
Hablar de iluminación en el diseño interior significa reconocer que la funcionalidad y estética pueden ir de la mano con un consumo energético eficiente y reducir la huella de carbono. La iluminación actual, sin duda sigue siendo dominada por la tecnología LED, una fuente de iluminación que sale al mercado en la década de los 1990 para ofrecer un concepto de alta calidad lumínica, con gran variedad de temperatura y nivel de color, mayor durabilidad, eficiencia energética y en precio.
Dejar de pensar que una luminaria es solamente decorativa puede ser el primer paso, explorar la riqueza lumínica requiere de un buen proceso de experimentación, de ingeniería, asesoría en desarrollo del espacio interior, que son objetos de acento complementario para la iluminación general, directa e indirecta, capaz de transformar el ambiente y generar armonía en la propuesta de diseño interior.
En México, el diseño de iluminación tendría que ser considerado como una necesidad básica a resolver en cada proyecto, una invitación para acudir al experto iluminador para definir un lenguaje lumínico auténtico, sostenible y memorable. A nivel global, recordemos que el significado y la importancia del diseño de iluminación en el espacio interior es cada vez mayor, Ferias de Iluminación como Euroluce en Milán o Light & Building en Frankfurt lo demuestran, colaboraciones entre marcas internacionales y diseñadores que se reúnen a presentar nuevas tecnologías y nuevos productos lumínicos enfocados cada vez más en la sustentabilidad y la eficiencia energética, son fuente de inspiración para concebir ideas innovadoras que sumen valor a los proyectos.
Porque la luz es una herramienta de diseño para crear ambientes lumínicos, para enfatizar acentuar, para delinear el espacio y sus efectos siempre responden a una intención. La intención de crear puentes entre la percepción visual y el espacial habitado, que en suma enriquecen la experiencia del ser humano.
Claudina Flores es diseñadora especialista en diseño de mobiliario y arquitectura interior. Desde hace una década funge como Directora Creativa de su propia firma Estudio Claudina Flores, despacho dedicado al desarrollo de proyectos basados en metodologías de experimentación que rescatan tanto el valor de los oficios manuales como el del proceso de fabricación artesanal. Es Coordinadora del Diplomado en Interiorismo en la Escuela Superior de Arquitectura / ESARQ con sede en Guadalajara, y funge como Profesora de Cátedra en el TEC de Monterrey desde la División de Educación Continua en la Facultad de Arquitectura y Diseño.
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