En un mundo cada vez más urbanizado, la conexión humana con la naturaleza se ha distanciado significativamente. Sin embargo, nuestra afinidad innata con el entorno natural continúa profundamente arraigada en nuestra biología y psicología. El diseño biofílico, que busca integrar la naturaleza en la obra construida, ha suscitado gran interés en los últimos años por su impacto positivo tanto en el bienestar humano como en la sostenibilidad ambiental.
El diseño biofílico fomenta el uso de materiales sostenibles, estrategias de diseño pasivo y sistemas energéticamente eficientes. Al integrar elementos naturales, reduce la dependencia de sistemas artificiales de iluminación, calefacción y refrigeración, disminuyendo así el consumo de energía y minimizando la huella ecológica de los edificios.
Respecto a su impacto social, también destaca por crear espacios que fomentan la interacción social, la colaboración y el sentido de comunidad. Al proporcionar oportunidades para que las personas conecten con la naturaleza y entre sí, promueve un sentido de pertenencia, de cohesión social y de bienestar general de la comunidad.
Esta técnica integra elementos como tejados verdes, paredes vivas o la incorporación de flora y fauna locales que reflejan los ecosistemas y paisajes del contexto. También implica el uso de materiales, patrones y colores que imitan los elementos naturales del exterior mismos que pueden incluir el uso de formas orgánicas, texturas y materiales como la piedra o la madera. Respecto a esta última, la utilización de madera de proximidad o madera local resulta un elemento fundamental para garantizar la sostenibilidad del proyecto.
La integración de maderas locales representa una relación armoniosa entre las personas, la naturaleza y el entorno construido, fomentando una conexión sostenible y culturalmente significativa.
La madera local o de proximidad no solo presentan texturas, vetas y colores únicos, ofreciendo una estética fiel a su origen y de conexión con el exterior, sino que también tiende una relación respetuosa con el mismo. Su utilización fomenta que ésta sea recogida de forma sostenible en bosques locales bien gestionados, lo que ayuda a prevenir la deforestación, apoya los esfuerzos de reforestación y protege la biodiversidad. Además la proximidad minimiza la energía necesaria para el transporte, lo que se traduce en una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las maderas de proximidad suelen tener un significado cultural y están profundamente arraigadas en las tradiciones y el patrimonio de una región. Incorporar estas maderas al diseño biofílico permite preservar los conocimientos tradicionales fomentando una conexión entre la identidad local y la innovación.
Al dar prioridad a las maderas de proximidad se apoya a las economías locales y se crean espacios que reflejan la identidad y el sentido del contexto. Por lo tanto, el uso de las mismas contribuye a reafirmar la autenticidad del diseño de los proyectos arquitectónicos, ya que refleja el carácter único de una ubicación geográfica específica y sus recursos naturales, mejorando la experiencia general y la conexión entre las personas y su entorno.
