La pandemia de COVID-19 creó un sinfín de nuevos hábitos alrededor del mundo que cambiaron para siempre nuestra forma de vida y de relacionarnos con los demás. Los más hablados han sido en oficinas. Colaboración remota e híbrida, modificaciones físicas a los espacios de trabajo para integrar mayor ventilación, etc. son solo algunos de los cambios que hemos visto que están aquí para quedarse.
La pandemia de COVID-19 creó un sinfín de nuevos hábitos alrededor del mundo que cambiaron para siempre nuestra forma de vida y de relacionarnos con los demás. Los más hablados han sido en oficinas.
Colaboración remota e híbrida, modificaciones físicas a los espacios de trabajo para integrar mayor ventilación, etc. son solo algunos de los cambios que hemos visto que están aquí para quedarse.
Si bien es difícil integrar áreas verdes ventiladas a áreas de oficina ya existentes que no contemplaron en un inicio este tipo de espacios, hemos visto que ha sido más fácil de aprovechar espacios muertos en azoteas y patios para extender la zona de trabajo rodeados de plantas.
Las azoteas y espacios verdes no son nuevos y existen de muchos tipos, tanto intensivas como extensivas y depende totalmente del tipo de edificio y su estructura, cual se puede instalar post construcción. Hablaremos en este artículo de las azoteas verdes usando contenedores de diferentes materiales colocados en el perímetro ya que son las que más han proliferado en últimos meses.
Lo primero es entender que las azoteas verdes, más allá de ofrecer un beneficio a las personas, deben tener como objetivo ofrecer servicios ambientales tangibles, entre ellos: reducción del efecto isla de calor en las ciudades, aumento de la biodiversidad utilizando plantas atractivas a los polinizadores y gestión de aguas pluviales. Una azotea verde que se piense exclusivamente como un “producto” específico o un requerimiento a cumplir con fines únicamente estéticos, no será aprovechada en su completo potencial. La inclusión de comunidades de plantas aptas para la fauna silvestre la harán aún más útil.
Las plantaciones mixtas tienen como objetivo crear comunidades de distintas familias de plantas ideales para atraer insectos y aves a las azoteas de las ciudades.
Es importante crear un perímetro lo más generoso posible para poder alcanzar esa sensación de “pradera” en azotea que nos permita trasladarnos mentalmente de la ciudad al campo.
No olvidemos que crear monocultivos no solo no es sostenible, sino que es aburrido a la vista además de ser potencialmente cualquier
Comúnmente se utilizan contenedores de fibra de vidrio (por su peso ligero y versatilidad) y se escogen plantas de pleno sol y con tolerancia al viento y a cambios de temperatura bruscos entre noche y día, ya que casi todas las azoteas están expuestas a los elementos de forma directa.
El uso de sistema de riego es obligado durante el primer año, hasta que la pradera de azotea esté establecida, y si está bien diseñada, podrá trabajar con los ciclos de lluvia naturales del sitio en donde se diseñó.
Las comunidades de plantas se establecen muy bien si se cubre la plantación con 10 cm de mantillo o grava para evitar la proliferación de herbáceas no deseadas y tener una azotea verde de bajo mantenimiento.
Ya establecidas las zonas de plantación, se pueden integrar pérgolas, mobiliario de exterior, y cualquier cosa que haga que la azotea sea más habitable a las personas que la utilizarán. Aprendamos a incorporar comunidades de plantas, en el contexto actual, no puede hablarse de paisajismo sin servicios ambientales añadidos.
Fernanda Rionda es diseñadora de paisaje, con presencia a nivel nacional e internacional. Nació en la Ciudad de México en 1976. Es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana, donde posteriormente cursó el diplomado en Arquitectura de Jardines y el taller de Biomimicry, Cursó también el diplomado Horticultura en la FMJAF, de, Lombricultura, y cuenta con una Maestría en Alta Dirección de Empresas por el IPADE.
En 2005 fundó Jardín Sustentable, despacho especializado en el diseño naturalista del paisaje y que cuenta ya en su portafolio con más de 200 jardines en la Ciudad de México y alrededores, y dos espacios públicos en el Jardín Botánico de Chapultepec, colaborando con varios de los despachos de arquitectura más prestigiados del país. Dada esta trayectoria,
Fernanda ha sido galardonada, en distintas ocasiones, con premios en horticultura por cultivo de especies vegetales en exposiciones de la Federación Mexicana de Jardinería y AF, y por la National Garden Club. Es Miembro de la Royal Horticultural Society, y se encuentra afiliada a la Sociedad de Arquitectos Paisajistas de México.
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