En las últimas semanas hemos estado revisando algunos nuevos conceptos de arquitectura, como la neuroarquitectura o arquitectura container, que buscan crear espacios para el bienestar de los residentes, así como del medio ambiente. Otro de los conceptos de arquitectura que se suman a este grupo es la denominada arquitectura passive.
Las “casas pasivas” utilizan la propia arquitectura del edificio para mantenerlas calientes en los meses fríos y frescas en los cálidos, llegando a reducir el consumo energético hasta un 90%.
Por medio de un buen aislamiento, un estudio de la orientación solar y las condiciones climáticas del entorno, las “casas pasivas” pueden reducir la huella energética de una vivienda a un nivel mínimo.
La arquitectura pasiva es aquella que se adapta a las condiciones climáticas de su entorno. Se trata de un modelo sostenible que asegura el diseño, la calidad de los espacios y de los materiales, un consumo energético muy bajo y un confort interior máximo.
Se ha demostrado que la arquitectura passive es mucho más rentable gracias a las siguientes cuestiones:
Las edificaciones pasivas se construyen siguiendo una serie de parámetros físicos de la construcción que les permite mantener un confort interior máximo; funcionan casi de forma automática si están bien calculadas y diseñadas.
La arquitectura passive es el modelo de construcción de consumo casi nulo más extendido y contrastado a nivel mundial y que permite un ahorro de energía de hasta el 90%, en comparación con la construcción tradicional.
Funcionan casi de manera independiente de la red eléctrica, por lo que los incrementos en el costo de electricidad le afectan menos. Incluso, con un pequeño aporte de energía solar, mediante paneles fotovoltáicos, podría volverse una “edificación positiva”, es decir, que produzca más energía de la que consume.
La arquitectura passive respeta profundamente el medioambiente, pues cualquier proyecto que forma parte de su construcción respeta las condiciones climáticas y geográficas para preservar el entorno natural.
La arquitectura passive se rige bajo cinco principios básicos:
Las viviendas pasivas tienen un excelente aislamiento térmico, que puede llegar a ser el triple que el de los edificios convencionales. Esta capa protectora que envuelve la casa evitará tanto la entrada de frío o calor como su pérdida.
Las “casas pasivas” tienen muy en cuenta el hermetismo de los edificios. Para ello se realizan pruebas en las que se insufla aire dentro de las casas para comprobar por dónde sale y poder corregirlo.
Las viviendas pasivas no sólo cuidan al máximo la orientación de los vanos de la casa para aprovechar al máximo las ganancias solares, sino que utilizan ventanas de triple vidrio para evitar en la medida de lo posible las pérdidas de calor.
Tiene que ver con aquellos puntos en los que se rompe la superficie aislante (un clavo o el marco de una ventana de aluminio) y permiten que se escape el calor en un edificio.
Las casas pasivas llevan instalado un sistema de ventilación mecánica que filtra el aire y recupera el propio calor de la casa para calentar el aire que entra. Gracias a este sistema no es necesario abrir las ventanas.
Ahora que sabes más sobre la arquitectura passive, convierte tu vivienda en una casa pasiva y toma en cuenta este concepto en el desarrollo de nuevos proyectos.
Con apoyo de BBC, NAN Arquitectura & Intermepresas
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