Las tendencias de color en el diseño de interiores continúan centradas en crear espacios emocionalmente reconfortantes y conectados con la naturaleza. Desde la sofisticación del verde bosque oscuro hasta la serenidad del verde menta claro, pasando por la calidez de las paletas terrosas y la elegancia atemporal de los tonos negros, los colores juegan un papel crucial en la transformación de hogares y espacios de trabajo. Este año, los diseñadores exploran una gama de tonos que equilibran lo atrevido y lo sutil, creando ambientes acogedores y armoniosos.
El verde continúa siendo uno de los grandes protagonistas del diseño de interiores. El verde bosque oscuro redefine los neutros, ofreciendo una sofisticada alternativa al negro. Este tono intenso aporta elegancia, ideal para paredes llamativas y acentos en los muebles.
Por su parte, el verde menta claro introduce un soplo de aire fresco, actuando como un neutro adaptable a diversas condiciones de iluminación. Es perfecto para crear un ambiente sereno y aireado en dormitorios y espacios de relajación.
Los tonos verde oliva, salvia y esmeralda ofrecen una paleta dinámica que puede incorporarse a través de textiles, tapicerías o plantas de interior. Estos verdes aportan equilibrio y son adecuados tanto para piezas llamativas como para elementos de fondo.
Al inspirarse en el follaje y la flora, los verdes apagados evocan un ambiente tranquilo. Funcionan excepcionalmente bien en espacios con mucha luz natural, creando una mezcla armoniosa con el entorno.
Los tonos negros suaves resultan ideales en baños y cocinas, ya que aportan sofisticación y atemporalidad, transformando estos espacios en refugios elegantes. El negro suave se presta perfectamente para combinaciones y contrastes con otros colores y materiales. Por ejemplo, al combinarse con tonos metálicos como el dorado o el cobre, añade un toque de lujo adicional. Asimismo, los contrastes con tonos claros como el blanco o el beige pueden resaltar aún más la elegancia del negro, creando un equilibrio visual atractivo y moderno.
Las tonalidades en colores crema y neutro forman una base versátil para cualquier habitación, proporcionando un lienzo en blanco para los muebles y la decoración. Combinados con texturas naturales como la madera o la piedra, añaden profundidad e interés visual.
Los marrones terrosos y los rojizos, que recuerdan a los paisajes bañados por el sol, son ideales para la tapicería de muebles, paredes de acento o accesorios decorativos. Estos tonos añaden una sensación orgánica al interior.
El rosa se está imponiendo con sofisticación en el diseño de interiores contemporáneo, liberándose de sus asociaciones estereotipadas. Los tonos malva suave aportan un toque sutil y relajante a los interiores, perfectos para dormitorios o rincones de lectura acogedores. Incorporar rosas ruborizados como acentos añade profundidad e interés a una habitación sin abrumar el diseño general.
Los azules fríos y tranquilos siguen reinando en 2024, con diferentes tonos que evocan desde serenidad hasta energía. El azul es conocido por su versatilidad, complementando varios estilos, desde el contemporáneo al tradicional. Experimentar con diferentes texturas y materiales en tonos azules añade profundidad e interés.
Las habitaciones azules crean un ambiente equilibrado y armonioso, desde paredes de acento azul marino hasta dormitorios azul empolvado. Además, los tonos azules evocan el cielo y el océano, conectando el espacio interior con la inmensidad de la naturaleza y alineándose con un enfoque ecológico del diseño.
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