Una de las tendencias más destacadas en la evolución de los hoteles boutique es la curaduría de arte, que ofrece a los huéspedes una experiencia creativa y auténtica a través de la autoridad artística.
Una de las tendencias más destacadas en la evolución de los hoteles boutique es la curaduría de arte, que ofrece a los huéspedes una experiencia creativa y auténtica a través de la autoridad artística. Si bien algunos pueden asociar los hoteles boutique con una estética lúdica y caprichosa, la realidad es que existen múltiples ejemplos en los que se invita a los huéspedes a sumergirse en un mundo donde el arte no es simplemente decorativo, sino una parte integral de la experiencia hotelera.
Situado en París, cerca de la Place de la Nation, el Hotel Paradiso cuenta con 35 habitaciones y dos suites de cine diseñadas para ser el mejor lugar para ver una película. Todas las habitaciones tienen un proyector láser y una pantalla de tres metros de ancho, y pueden transformarse en salas de cine en cuestión de segundos.
En el bullicioso distrito del este de Londres, el Shoreditch Arts Club es un espacio multidisciplinario que alberga exposiciones de arte, performances en vivo y eventos culturales. El club ofrece múltiples espacios como el vestíbulo, el salón de proyecciones, el cine y dos salas multifuncionales situadas en las alas y diseñadas para cenas privadas. Cada sala puede utilizarse también como sala de juntas, con grandes pantallas ocultas ideales para presentaciones a clientes, videoconferencias y mesas redondas.
En México, la tendencia también está en pleno apogeo. Colima 71, ubicado en la Ciudad de México, se destaca por su colección de arte contemporáneo mexicano, que incluye obras de artistas emergentes y establecidos. La premisa de su proyecto fue que el espacio contara la historia de la ciudad a través de su producción artística, con lo cual se dio a la tarea de formar una colección con directrices claras: piezas de artistas nacionales de media carrera, que residieran y produjeran lo más localmente posible.
Otro ejemplo similar es la Campos Polanco que ha sido diseñada meticulosamente evocando el ambiente de la residencia privada de un prestigioso coleccionista de arte local. Además, se ofrecen servicios de espacios de convivencia que complementan diversas modalidades de la experiencia de hospitalidad.
La biblioteca ofrece un ambiente cálido y equipado, ideal para diversas actividades como cata de vinos privadas o reuniones de trabajo. El estudio proporciona un espacio acogedor para sesiones de lluvia de ideas o estrategias de equipo, con sillones de felpa y capacidad audiovisual. Mientras tanto, la sala combina el encanto clásico con un toque moderno, ofreciendo un lugar relajante con chimenea, cocina equipada y smart TV, perfecto para leer, inspirarse o disfrutar de una copa de vino.
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