Los certámenes, aparte de ser un aliciente para quienes concursan en ellos, son, para quienes apreciamos las obras ganadoras, una forma de ver lo que está marcando tendencia, en una obra, en mobiliario y materiales, es así que ahora presentamos a los ganadores del Premio Interceramic de Arquitectura e Interiorismo. Dicho premio tiene como objetivo promover y distinguir aquellas obras que mejor reflejen el diseño contemporáneo y expresan el estado de la arquitectura y del interiorismo, así como premiar la creatividad en el uso de los materiales cerámicos de la mencionada marca.
Inspirada en la típica e histórica azulejería mexicana, se propone una piel exterior que delimita el vacío y lo transforma en espacio; formada por pequeños azulejos cerámicos de 20 por 20 centímetros los cuales apenas se tocan unos a otros y sutilmente, a manera de celosía, se van separando a medida que se elevan, controlando así el juego de la luz y proyectando una original y contemporánea fachada. Una segunda piel, basada en paneles acristalados traslucidos, matiza la luz natural, creando un ligero velo de iluminación, un centelleo suave, un bálsamo visual que permite contemplar la materialidad y texturas de exhibición. Se genera una atmósfera única que enfatiza y enaltece la calidad de productos Interceramic. Un gran hueco en la cubierta permite una entrada de luz cenital que focaliza la mirada hacia el centro del espacio y además permite una correcta ventilación cruzada. La disposición del mobiliario permite una eficiente circulación al interior y el mayor aprovechamiento de espacio.
Domu es un restaurante de comida asiática creado por LC Arquitectura, en donde por medio de la fusión de los sabores, aromas, sonidos, materiales, formas, texturas, iluminación, servicio y la atmósfera se convierte en una inimaginable y grata experiencia para los comensales.
Inspirado en elementos asiáticos como los antiguos ábacos chinos, representados en círculos de madera de gran escala, que giran y moderan la vista hacia el interior y haciendo el espacio más acogedor, pero sin limitar la entrada de aire natural. Un interesante mueble paramétrico recibe al comensal dando la función de una banca de espera, convirtiéndose en el mueble de recepción y extendiéndose hasta formar la barra de sushi. Detrás de este mueble escultural, un muro de cemento con orificios perfectamente iluminados expone de manera artística diferentes tipos de sushi, haciendo un elemento decorativo, pero a su vez que ilumina el espacio.
El misticismo y sobriedad de Domu se logra a través de elementos como el piso de terrazo negro con blanco realizado en el sitio, su imponente barra de mármol cebra, la madera avejentada y con su extraordinario plafón que parece ser nubes o neblina que recorren el lugar, del que emergen esferas de luz que bañan y resaltan su textura y formas.
Los baños son un elemento sorpresa para el usuario, por sus muros intervenidos con pinturas asiáticas, que rodean a unas enormes vasijas, de las cuales al pasar la mano cerca, aparece repentinamente un chorro de agua que cae en su interior, fungiendo como lavabos.
Fotografía: LGM STUDIO
Casa Ocre combina lo moderno con toques de diseño rústico para crear un equilibrio exquisito, y está contenida por dos grandes entradas de luz que bañan el interior con iluminación natural constante.
La sala, comedor y bar integran un ambiente fluido, con un espejo de agua que funge como remate visual del acceso principal. Una escalera de carácter casi escultórico rodea el árbol interior que protagoniza el fondo de la estancia. Líneas limpias definen esta estructura monolítica de acero negro, el cual convierte el espacio de doble altura que la alberga en un punto pivote que articula los distintos niveles de la casa.
En la planta baja los plafones son planos, pero en las habitaciones se aprovechó la altura y se jugó con la geometría, creando inclinaciones que proporcionan cierta amplitud.
En el exterior, los muros están revestidos de piedra de cantera gris, materialidad reflejada en algunos de los muros de la estancia. Esta textura ofrece un contraste con los aplanados de cemento-arena y la madera de roble utilizada en los plafones y mobiliario. A través de los tonos de estos materiales, los elementos decorativos en dorado y la luz natural, se crea un juego de tonos ocres, cualidad que le da el nombre al proyecto.
Arquitectura Comercial: Arq. Agustín Landa y Arq. Rolando Martínez de Landa + Martínez, por “Foro 4 León” (León, Guanajuato).
El desarrollo, cuyo paisajismo fue trabajado por MM Landscape, cuenta con un gran jardín abierto a la ciudad a nivel de piso como articulador de todos los usos. El edificio tiene tres niveles comerciales en forma de L, los cuales se complementan con extensas terrazas voladas gracias a la estructura de concreto, y un volumen que remata sobre la avenida M. Clouthier. Ambos volúmenes están articulados con puentes y núcleos de circulación vertical. El estacionamiento se encuentra en la parte subterránea del terreno, en cinco niveles que economizan el uso del espacio utilizando medios niveles, a los cuales se accede por la calle Desarrollo Empresarial para posteriormente salir por un carril que se integra a la avenida Manuel Clouthier.
En planta baja se ubican los accesos de las oficinas y el hotel. Al sur, el volumen de oficinas consta de 10 niveles y plantas de 1000 metros cuadrados. Cada edificio cuenta con sus núcleos de circulación que llegan a todos los niveles respectivamente.
Al norte, el volumen del hotel cuenta con un motor lobby y acceso peatonal en una losa sólida con 18 metros de claro. El hotel cuenta con un centro de convenciones y 10 niveles de habitaciones. Sus circulaciones verticales se dan mediante el elemento de concreto ubicado al norte del volumen, el cual también integra una
terraza en forma de pérgola en su azotea, la cual proporciona vistas panorámicas de la ciudad.
Fotografía: Onnis Luque
El esquema del proyecto se define por una retícula estructural que permite racionalizar la geometría irregular del predio y resolver eficientemente el acomodo y la circulación de los autos en los sótanos de estacionamiento. El primer nivel del edificio se conceptualiza como una planta libre en la que se generan flujos peatonales que intensifican la relación del edificio con la calle. En este nivel, el programa de comercio se fragmenta en bloques independientes al sistema estructural de la torre, lo cual mantiene la permeabilidad de la planta.
Los niveles de oficinas se configuran por dos crujías ligeramente desfasadas con un núcleo de circulaciones verticales en el centro. La silueta resultante del edificio es esbelta en sus lados Poniente y Oriente y alargada en sus fachadas Norte y Sur. En estas fachadas, la repetición de elementos verticales de concreto permite controlar el asoleamiento.
Columnas y losas de concreto pigmentado conforman el sistema estructural. El pigmento del concreto recuerda el color natural de la piedra del lugar, misma que es parte importante de la identidad de la arquitectura colonial de la ciudad.
Terrazas y pequeños jardines se generan en cada piso de oficinas con el objetivo de provocar sitios de contacto y reunión para los usuarios. La crujía sur de la torre se interrumpe para crear una terraza en el octavo piso y, en el último nivel, la estructura de concreto de la crujía norte se prolonga para crear una azotea verde con vegetación endémica.
El proyecto se encuentra en el bosque mesófilo de la antigua carretera Xalapa -Coatepec, Veracruz; en un terreno de cualidades panorámicas privilegiadas. En esta poligonal y en correspondencia con la pendiente pronunciada del lote, el diseño se plantea buscando enfatizar las vistas para todos los departamentos y propiciarla contemplación del entorno. Sobre 900 metros cuadrados de terreno se desplanta el edificio dejando una huella de área verde con más del 60% del predio. Un muro de piedra volcánica propia del sitio conforma un basamento en el cual se asienta el edificio; el departamento de la planta baja dialoga con un jardín que contiene vegetación endémica, mientras los niveles superiores consiguen panorámicas del entorno asistidos por terrazas para ampliar el espacio social. Los departamentos suman 470 metros cuadrados de construcción buscando la optimización de espacio sin dejar a un lado la calidad de las distintas atmosferas. Plásticamente el proyecto alude a materiales como la madera, adobes, barros y tonos tierras.
La vivienda está ubicada en un conocido destino entre surfistas. La ubicación y las vistas son insuperables, aun estando fuera del contexto urbano, está conectada a la cuidad más cercana gracias a una carretera pavimentada recientemente, que hace tres años solía ser un camino de terracería típico del desierto sud-californiano. Uno de los grandes retos del proyecto, además de la lejanía y carencia de infraestructura esencial, fue la búsqueda de materiales y sistemas sustentables para construcción y operación.
El enfoque inicial fue incorporar muros de tierra compactada en los espacios principales, y concreto, como segundo material, para el resto de los volúmenes. Dichos muros funcionan como aislante térmico proporcionando calidez y humedad al espacio que, de lo contrario, hubiera sido seco y caluroso como el contexto donde se construyó. La textura de la tierra compactada contrasta con el piso y muros de cemento pulido, así como con las losas en forma de T que fueron coladas en sitio, mismas que crean claros que permiten la entrada de luz natural. Tanto la iluminación como la ventilación cruzada se generan a través de los claros de las ventanas superiores, que, junto con patios ubicados en cada rincón de la casa, crean un flujo pasivo. El diseño de la vivienda permite que la brisa del mar y el sonido de las olas viajen a través de la casa. Y para disfrutar aún más la naturaleza, el diseño también viaja del interior al exterior, creando una transición imperceptible entre la comodidad del espacio interno y el paisaje mediterráneo de Baja.
Se cuenta con un sistema 48 paneles solares en la azotea, inversores, baterías de litio, y un generador para asistir al sistema solar. Se tiene, además, una planta de tratamiento de aguas negras; dos cisternas subterráneas, una para agua potable y una adicional de agua tratada para irrigación; así como un tanque de gas propano para calentar el agua, la estufa y el jacuzzi.
De principio a fin, es un ejemplo de arquitectura contemporánea en Baja California.
Polly’s Place es un spa dedicado a la esteto-cosmetología. Durante varios años, operó con dos cabinas para el sinfín de tratamientos que llevaban a cabo
En sus 125 metros cuadrados de espacio interior cuenta con recepción, área de mani-pedi, cocina de empleados, baño, cuatro cabinas para tratamientos múltiples y una terraza semiabierta. El concepto consiste en un espacio que combina una estética contemporánea con elementos clásicos que lo contextualizaran y ofrecen un sutil toque de sofisticación.
Los acabados, así como el mobiliario reflejan frescura, limpieza y calidez, gracias a los colores y maderas claras, así como pisos cerámicos y accesorios en un color negro para contrastar.
La fluidez de los muros fue enfatizada con una gama de color rosada; dichos tonos son más fuertes en las áreas comunes y más sutiles en las cabinas para fomentar la relajación. Toda la iluminación del spa se planteó de manera indirecta a través de cajillos perimetrales en muros y plafones
Fotografía: Mauricio Salas
La residencia se localiza en uno de los fraccionamientos privados con mayor plusvalía de la ciudad. En un terreno de 550 metros cuadrados y con un ángulo particularmente peculiar se decide utilizar al máximo dicha característica para lograr el mayor aprovechamiento posible de construcción habitable, así como eje clave en el juego de volumetrías y perspectivas en fachada principal que junto con contrastes de piedras, colores y acabados logran una vista sobria, elegante y privada hacia la orientación poniente.
Cada rincón de la residencia se diseñó de tal manera que recordáramos que cada plano espacial que generamos arquitectónicamente es un lienzo en blanco para explotar la creatividad en muros, pisos, plafones y mobiliarios con diseños únicos, armoniosos y exclusivos.
Fotografía: Raúl Villalobos
Covadonga Hernández, fundadora de la firma MarqCó.
Félix Sánchez, socio fundador de Sánchez Arquitectos y Asociados y Académico Emérito de la Academia Nacional de Arquitectura.
Bernardo Gómez-Pimienta, BGP Arquitectura y director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Anáhuac del Norte, de la CDMX.
Alexandre Lenoir, CEO de Lenoir & Asociados Estudio de Arquitectura y ex presidente de la Academia Nacional de Arquitectura, Capítulo Monterrey.
Juan Pablo Serrano, socio fundador de Serrano Monjaraz Arquitectos, Work+ y colaborador en Serrano Arquitectos y Asociados.
La Diseñadora de Interiores, Olga Hanono, jurado invitada.
Actualizamos nuestro aviso de privacidad, conócelo aquí