La 18a Bienal de Arquitectura de Venecia es uno de los principales escaparates de talento, innovación y discurso crítico en este campo. Como una de las exposiciones internacionales más prestigiosas, reúne a arquitectos, diseñadores, artistas y pensadores de todo el mundo para explorar el tema y presentar sus visiones sobre el futuro de la arquitectura.
En la presente edición, que se inauguró el 20 de mayo y correrá hasta el 26 de noviembre, destaca una gran diversidad de enfoques, desde instalaciones a gran escala hasta proyectos conceptuales. Está curada por la profesora Lesley Lokko, arquitecta ghanesa-escocesa, profesora y novelista. Es fundadora y directora del African Futures Institute (AFI), una escuela independiente de arquitectura de posgrado y plataforma de eventos públicos.
Asimismo, la Bienal proporciona una plataforma para que grupos infrarrepresentados y comunidades marginadas compartan sus experiencias y perspectivas, desafiando las normas arquitectónicas tradicionales y ampliando el discurso. Sin duda un aspecto notable será la inclusión de diversas voces y narrativas en la exposición. Una de las apuestas de Lokko es incrementar la presencia africana en el evento, además de replantear el concepto de "agentes de cambio" al incluir a más de una veintena de prácticas emergentes bajo el título "invitados del futuro". Este enfoque integrador contribuye a fomentar una comprensión más holística de la arquitectura y su impacto en la sociedad. Además, el programa de actos, debates y conferencias que la acompañan proporcionarán un contexto intelectual enriquecedor que profundiza en la exploración de los temas de la exposición.
La Bienal sirve de catalizador para conversaciones y colaboraciones significativas, inspirando a arquitectos y visitantes por igual a superar los límites de lo que es posible en el entorno construido. Tal es el caso de la participación de Ucrania, país que no había figurado en el evento desde el año 2014 y que en la presente edición cuenta con dos instalaciones; la primera ubicada en el Pabellón del Arsenale que presenta un espacio claustrofóbico, desprovisto de fuentes de luz, símbolo de lugares abandonados que pueden volver a ser vitales para diseñar espacios de supervivencia y esperanza para el futuro. Mientras que la segunda consiste en una instalación al aire libre en el Spazio Esedra de los Giardini y se basa en una red de fortificaciones del siglo X, en gran parte olvidadas, en la región de Kiev, que fue reactivada durante los primeros días de la invasión rusa, frenando con éxito el avance del ejército invasor hacia la capital. En diferentes momentos de la Bienal, estos espacios acogerán un programa público de encuentros, en los que representantes de la comunidad cultural ucraniana compartirán sus historias y experiencias con todo el mundo.
La exposición capta con éxito las diversas perspectivas y enfoques que conforman la práctica arquitectónica contemporánea. Pone de relieve el inmenso potencial de la arquitectura para abordar problemas mundiales acuciantes, como el cambio climático, la urbanización y la desigualdad social.
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