Luis Enrique Flores impartió una conferencia durante el IX Encuentro Nacional de Interiorismo y Sesiones Dimueble. Conoce los puntos más importantes que se trataron al respecto.
Luis Enrique Flores es diseñador e ingeniero con formación multidisciplinar en temas ambientales y procesos productivos. El presente artículo es un extracto de su conferencia impartida en el marco del IX Encuentro Nacional de Interiorismo y Sesiones Dimueble.
El tema de la economía circular y, en particular el tema del diseño circular, continuarán dando vueltas en los medios, en la mercadotecnia, en la comercialización de productos, los impactos ambientales y demás. Cuando me preguntan si se puede implementar el diseño circular en la producción mueblera, mi primera respuesta es que sí; cuando me preguntan por qué, mi respuesta es, porque no hay de otra.
El sector mueblero puede hacerlo mejor, con menos residuos y menos recursos. Es decir, podemos seguir haciendo lo que hacemos, pero sin tener que estar gastando excesivamente los recursos naturales y generando los impactos ambientales actuales. He visto, a lo largo de estos años de investigación, que cada vez hay más empresas que tienen un posicionamiento en el mercado muy sano y que están cambiando la visión sobre sus productos y consiguiendo con ello que nuevos usuarios se puedan sumar a sus líneas.
Siempre hemos hablado acerca de innovación, innovación e innovación. Creemos que estamos innovando cuando realmente, por ejemplo, el trono de Tutankamón tiene más de 3500 años; o sea, ya existía entonces una silla con cuatro patas, un respaldo, asiento, pero continuamos diciendo que estamos innovando. La verdad es que sigue siendo el mismo modelo: le cambiamos el color, el material, a veces la forma, pero, básicamente, sigue siendo una silla.
Cuando la primera patente se desarrolla en la Revolución Industrial, lo que antes se generaba mediante una producción casi de taller, en esta época comienza a haber una cantidad de producción tremenda en la que los artículos se abaratan y comienzan a llegar a muchísimas personas. Todos podemos tener acceso a todo. También comienza a generar el problema que estamos viviendo ahora de contaminación., Comienza a haber un exceso de producción, un exceso de consumo de materias primas y de recursos naturales. En 1803 el planeta tenía 1.000.000.000 de personas, éste dato es importante para dimensionar lo que significaba una producción masiva en ese tiempo.
Luego llega la Gran Depresión de los años 20, ya en el siglo pasado, y se gesta una nueva forma de ver el mercado comercial. Se presenta una necesidad económica de las industrias que ya producían masivamente pero que ahora necesitaban llegar a más lugares. Comienza a haber una necesidad de generar productos por gusto para que la gente ya no sólo cuente con un producto para sentarse sino para también sentir un estatus en relación con el producto. Comenzaban a aparecer marcas que se producen en un país y que pueden estar en todos los continentes porque eran marcas de buena calidad.
Existían sillas que se podían compactar en una cajita y se podían mandar en muchísimas piezas en envíos trasatlánticos, a diferencia de lo que ahora por ejemplo me ha tocado ver muebles que diseñan y meten cinco en un contenedor porque no pueden mandar más debido a los apilables, desarmadores y demás.
Un concepto clave que comienza a hacerse presente es la obsolescencia programada que se trata de cómo hago o cómo diseño mis productos para saber exactamente cuánta vida útil le puedo generar y entonces obligar a mi consumidor a que me compre más producto y yo tener una venta recurrente en lugar de hacer una venta de un producto. Nos suena familiar, como cuando el teléfono celular comienza a fallar y le tememos a las actualizaciones que se instalan por la noche y en la mañana nuestro dispositivo probablemente ya no funciona.
Sabemos, por ejemplo, que existen focos como éste, que sigue prendido desde de 1901.Y es la prueba de que las cosas se pueden hacer bien pero la industria decidía no hacerlo bien, porque se necesita de un foco que la gente continúe comprando y que haya necesidad de una fábrica de focos. Era la mentalidad de ese tiempo.
Entre la década de los 1930 y los 1950, primer material sintético generado por el hombre comienza a tener un auge importante. El plástico como lo conocemos comienza a tener un empuje comercial a nivel mundial, su uso se vuelve masivo.
Y, si hacemos un salto a los 1970, comenzaba la producción de muebles de gran escala, pero en materiales plásticos. En esta época el planeta ya contaba con 4 mil millones de personas, es decir, la cantidad de personas era cuatro veces más que al inicio del siglo XIX, con lo cual, esto del exceso de plástico comenzó a generar una conciencia en muchos pensadores de la época. Comienza a visibilizarse el tema de la sustentabilidad y tiene que ver con hacer un balance entre la sociedad, el medio ambiente y la economía.
La OMS reconoce que existe un problema y, finalmente, la ONU también levanta la mano y decide hacer algo a nivel global ya que se avecina un cataclismo económico y social ambiental del planeta. Se desarrollan los objetivos del milenio de los cuales, en materia de consumo, no se consiguió ninguno como tal, aunque desde luego impactó en otros avances importantes como por ejemplo contribuir al desarrollo infantil o a la equidad de género.
El lenguaje regenerativo busca revertir el daño ambiental que estamos generando. Y el ecodiseño tiene un enfoque sobre toda la basura que generamos como una falla en el diseño. Es necesario contemplar en el diseño, empaque, embalaje, el mantenimiento y la integridad del producto que ciertas partes se puedan reciclar, recuperar y que otras que se puedan ir a un área de biodegradación o compostaje.
La Ley de responsabilidad extendida está cobrando fuerza en México para extender a los productores esta noción del deber respecto a los materiales recuperables de aquello que diseñan y distribuyen.
Esto representa una ventaja sobre el reciclaje que, tal como se ha promovido, solo se consigue en un 8 por ciento aproximadamente y que no siempre es costeable debido a la cantidad de energía que requiere. Otro punto importante es optimizar el rendimiento de los recursos ¿Cómo hacer más muebles con menos cantidad de recursos naturales?
Y, finalmente, algo que enseño a mis alumnos es que hagan que la gente se enamore de su marca. Si la gente es fiel a su marca y si la gente ama el objeto que están generando, lo van a cuidar, no van a querer cambiarlo ni comprarlo constantemente.
Algunos de los modelos implementados que ilustran la tendencia hacia la circularidad pueden ser:
La marca solo fabrica lo que el cliente pide, esto supone menos residuos y no tener un exceso de inventario.
Productos que antes eran tangibles, se vuelven intangibles, como por ejemplo las plataformas de renta de películas y videojuegos. Esto permite alcanzar más usuarios, reducir costos y mermar el impacto en el medio ambiente.
Ciclos continuos
Tal es el caso de botellas y envases retornables, ya que el mismo elemento va y viene entre vendedor y comprador.
Co-productos
Reduce la demanda del capital natural y de un residuo se genera un producto.
Producto como servicio
Se contrata la solución o el resultado deseado en lugar del producto. Por ejemplo: la renta temporal de mobiliario.
Economía colaborativa
Las personas usuarias se valen de la tecnología para prestar, comprar, vender, compartir o alquilar bienes y servicios.
Sobre el autor
Luis Enrique Flores es diseñador e ingeniero con formación multidisciplinar en temas ambientales y procesos productivos. Líder y cofundador del proyecto Materioteca, que busca medir y mostrar los impactos ambientales de materiales, procesos y servicios.
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