Al escuchar el término "diseño disruptivo", muchas personas nos han dicho que les viene a la mente ejemplos de alta tecnología y sofisticación.
Cualquier persona que se considere diseñadora - ya sea de muebles, de procesos industriales o de políticas públicas - debe obligarse a cuestionarse continuamente cómo diseñan, con quién y por qué. El acto de diseñar nos exige hacer elecciones que tienen implicaciones para la sociedad, la economía y el planeta. No existe tal cosa como un diseño neutro, el diseño es un tema político, y quienes lo niegan probablemente lo hacen desde una posición de poder y privilegio.
Al escuchar el término "diseño disruptivo", muchas personas nos han dicho que les viene a la mente ejemplos de alta tecnología y sofisticación. Sin embargo en el caso de Colectivo de Diseño Disruptivo tenemos una interpretación muy particular para el término “disruptivo” ya que una de las principales mentalidades con las que trabajamos en todos nuestros proyectos es el pensamiento sistémico.
El pensamiento sistémico tiene que ver con reconocer la complejidad detrás de lo que pasa a nuestro alrededor y que al final todo está interconectado. Hay ciclos de retroalimentación, que pueden ser ciclos viciosos o virtuosos, y fuerzas que mueven todo lo que está asociado a nuestro contexto político y social. Y aquí el “disruptivo” cabe en el sentido de que, para poder enfrentar problemas complejos, necesitamos romper con la manera cómo muchos sistemas funcionan y esto implica encontrar palancas de cambio que generen un efecto dominó de mayor impacto que aquel derivado de una sola intervención o actividad específica. Por eso se llama diseño disruptivo, porque utilizamos técnicas de diseño, pero con esta perspectiva de entender e intervenir en los sistemas que somos parte.
¿Qué quiero decir cuando hablo de sistemas? Puede ser desde algo muy amplio y abstracto, como el sistema político, el sistema económico, o puede tratarse de sistemas mucho más específicos, como por ejemplo: las relaciones que hay en un barrio y cómo los vecinos se organizan para que puedan de manera proactiva mejorar su calidad de vida.
Al hablar de cambios sistémicos nunca asumimos un cambio de manera permanente porque los sistemas están vivos. Este es un sistema de comunidad, de vecindad, en donde nos ayudamos o no unos a los otros. Y a veces reconocemos que estos sistemas tienen subproductos o efectos que no necesariamente son los mejores, que hay conflictos, que las personas entran con diferentes expectativas. Entonces, implementar el pensamiento sistémico en el caso de un barrio implica sentarnos con las personas que integran esta comunidad vecinal, escuchar qué es lo que reconocen, qué está sucediendo alrededor, cómo son las relaciones entre las personas y cómo les gustaría mejorar el barrio para que funcionara de manera ideal.
Podemos influir en alguna manera en el sistema político para que nuestro barrio tenga acceso a recursos o tenga acceso a intervenciones en términos de políticas públicas que hasta hoy no ha tenido. O podemos hacer alianzas público-privadas para conseguir los acuerdos que no hemos tenido antes. O entre los propios vecinos, hay acuerdos o intervenciones que podemos hacer entre nosotros. Y ahí viene la siguiente parte, que es la más difícil, porque es la de asumir compromisos, poder llevarlos a cabo, a esto lo llamamos niveles de sistema:
Hay quienes se ocupan más de la influencia política, de ver cómo las políticas públicas realmente pueden ser más efectivas y que tengan mucha más incidencia en su barrio. Y hay quienes optan por hacer cosas relacionadas con el día a día de las personas y cómo viven, cómo comparten su propio barrio. Esto es pensar sistémico, todas esas acciones pueden complementarse y reforzarse unas a otras. Gracias a esta interconexión y a una comunicación constante de todos los niveles, es mucho más viable un cambio sostenible en el tiempo en comparación de aquel que se lograría si cada quien estuviera haciendo las cosas por cuenta propia.
Colectivo de Diseño Disruptivo está involucrado en una iniciativa con el gobierno del Estado de Jalisco a través de la Secretaría de Planeación y Participación Ciudadana, que consiste en una serie de diálogos con sociedad civil, con expertos, con académicos respecto a la situación de seguridad actual. Esta iniciativa surge del caso particular de un grupo de manifestantes desaparecidos pero se extiende a todo el contexto general que se vive en el estado. Y nosotros estamos apoyando como asesores metodológicos de este proceso con una combinación de compromisos que trabajan en diferentes niveles sistémicos, pero que combinados, buscan tener un impacto de efecto en cadena, en donde una mejora va llevando a otra. Y en este ciclo virtuoso se puedan ir con el tiempo teniendo cambios significativos en este sistema tan complejo.
Podemos pensar en el diseño participativo como un espectro, en donde hay diferentes tipos de involucramiento:
Inspiración
Centrado en el diseñador quien se apoya en ciertos grupos de personas como inspiración. El diseñador ve, sale a campo, observa a las personas, las escucha. Podría organizar una encuesta, una consulta, un grupo focal, pero es el diseñador quien finalmente decide qué insumos incorporar.
Codiseño
Medio término que considera cómo los diferentes grupos de interés se pueden involucrar en el diseño de un nuevo producto, servicio, programa. Las personas involucradas pueden ser desde beneficiarias de un programa o política pública hasta los clientes de una empresa o los patrocinadores de una iniciativa. Mientras más grupos de interés involucrados, más perspectivas hay para contar con una dimensión más sistémica, más completa de lo que se busca enfrentar.
Participación activa
Las personas pueden incluso liderar una iniciativa sin que necesariamente el diseñador tenga que coordinarlas o decirles qué hacer. Por ejemplo, hay empresas e instituciones que conducen campañas de crowdsourcing, que consisten en una búsqueda colectiva de ideas y propuestas para resolver un problema específico. Las mejores ideas son seleccionadas para llevarse a cabo, muchas veces por la propia persona que lo propuso.
Otro ejemplo es que las iniciativas se conformen como cooperativas, en donde las personas que generan la idea son las dueñas de la empresa que va a llevar a cabo la implementación de un servicio, de un producto.
Cuando hablamos de resolver un problema, en especial los problemas complejos, también identificamos este ecosistema de diferentes personas, organizaciones, fuerzas que nos ayudan o impiden resolver el problema o avanzar en la solución del mismo.
Dentro del sector mobiliario hay una serie de retos en términos sociales y ambientales que pueden atenderse con un enfoque de pensamiento sistémico:
Problema | Enfoque sistémico |
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El uso de materiales que no sean biodegradables como el plástico, el uso de madera no certificada, hasta productos de los que no tenemos trazabilidad y por tanto no sabemos de dónde vienen. |
Una tendencia es la agricultura regenerativa. En este caso, por ejemplo, la silvicultura regenerativa conlleva la producción de madera comercial dentro de bosques que son biodiversos. Es entonces posible combinar una producción comercial de madera sostenible con la recuperación y conservación de la diversidad de nuestro planeta. |
El proceso de producción de estos muebles: ¿de dónde vienen los materiales? ¿Estamos siendo incluyentes o para quiénes estamos diseñando? ¿El trabajo en todas las etapas es justo y digno? |
Mediante un análisis de ciclo de vida de un producto, que es todo un estudio sobre sus procesos de producción, desde la obtención de la materia prima y su transporte, hasta la elaboración del producto, su distribución y utilización, podemos no solo estar más conscientes de los impactos ambientales de cada etapa sino que entender también cómo un cambio dentro de este proceso puede tener otros efectos positivos y negativos. Y puntualmente cómo afecta a las personas involucradas. |
Hasta el desecho final ¿A dónde van estos residuos que tiramos a la basura? |
El punto central de la economía circular es que no deben existir desperdicios. Los residuos de un ciclo pueden ser insumos de otro ciclo - como es en la naturaleza. Pero para que esto realmente suceda se requiere que diseñemos sistemas como por ejemplo: empresas, industrias y fábricas de diferentes sectores intercambian insumos y residuos entre sí para que lo que una deshecha para la otra pueda ser oro. Tal es el caso de empresas que fabrican ladrillos con residuos de otras obras. El upcycling es otra tendencia, se pueden revestir muebles con textiles de ropas u otras cosas recicladas de la propia casa de las personas, por ejemplo. |
Finalmente, cuando desarrollamos proyectos estamos de alguna manera proyectando lo que queremos darle al mundo. Y qué mejor que poder construir el mundo que queremos vivir. Entonces, traer esta perspectiva humana y sistémica a todo lo que hacemos puede hacer toda la diferencia cuando se trata de generar un efecto positivo.
SOBRE LA AUTORA / PLUMA INVITADA
Cristina Yoshida Fernandes es diseñadora y facilitadora de procesos colaborativos para la innovación social. Cofundadora del Colectivo de Diseño Disruptivo, una iniciativa latinoamericana para promover el cambio social a partir del pensamiento de diseño y de sistemas, y cofundadora de Matriz, una cooperativa de trabajadores independientes que busca mejorar sus condiciones de trabajo y lograr un mayor impacto social de su trabajo. Cristina es licenciada en Comunicación Social por la ESPM con posgrados en Administración de Organizaciones del Tercer Sector por la FGV y en Globalización y Cultura por la FESPSP, todas en Brasil.
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