La arquitectura y el diseño interior tienen un impacto directo en el cerebro humano y en su comportamiento, es por esta razón que aplicar la psicología ambiental y la neurociencia a los espacios construidos es un tema de alta relevancia.
Las experiencias más ricas suceden mucho después de que el alma se da cuenta. Y cuando empezamos a abrir nuestros ojos a lo visible, ya hemos sido partidarios de lo invisible durante mucho tiempo.
Gabriele D'Annunzio
La arquitectura y el diseño interior tienen un impacto directo en el cerebro humano y en su comportamiento, es por esta razón que aplicar la psicología ambiental y la neurociencia a los espacios construidos es un tema de alta relevancia, particularmente en el caso de proyectos orientados al impacto y desarrollo social.
Por su capacidad de representar y expresar la identidad humana, su pensamiento y su conciencia, la arquitectura puede ser comprendida como un objeto de reflexión, no solamente de lo visible, sino de lo auditivo, de lo sensible, de lo intencional. Debido a que se encuentra sujeto al lugar y a la cultura, cualquier edificio debe ser la forma resultante de la naturaleza y el espacio urbano en el que es concebido.
La calidad del espacio o del lugar no se juzgan meramente por la percepción visual ya que se trata de una compleja fusión de factores multisensoriales que son inmediatamente tomados por la esencia subconsciente de la experiencia. Esta experiencia es en su mera esencia la percepción simultánea del espacio y sus alrededores, es la manera en la que observamos normalmente, con todos nuestros sentidos al mismo tiempo.
Una de las mayores diferencias entre la neuroarquitectura y la psicología ambiental se debe a las contribuciones de la neurociencia, que permiten una comprensión más completa del funcionamiento del cerebro y las reacciones fisiológicas del organismo cuando se expone a estímulos del medio ambiente. En este sentido, es posible afirmar que la neuroarquitectura también abarca el campo de la psicología ambiental, pero va más allá al incluir estudios sobre el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmunológico, por ejemplo.
La neuroarquitectura busca entender cómo el entorno físico impacta al individuo, aún de manera inconsciente. En ese sentido, tanto arquitectos como diseñadores de interiores pueden hacer uso de esta herramienta para diseñar con el propósito específico de transmitir el mensaje deseado al cerebro del usuario.
La neurociencia revela diferentes patrones del funcionamiento del cerebro, pero estos patrones varían dependiendo de la cultura y las experiencias individuales. Es por esta razón que es importante comprender el público objetivo quién será el usuario del proyecto por diseñar, cuestión indispensable para que la aplicación de la neuroarquitectura sea un éxito.
Desde un punto de vista práctico, la neuroarquitectura puede y debe utilizarse para conseguir que la acción humana sea más efectiva y, sobre todo, para crear espacios más saludables a corto y largo plazo. Por lo tanto, el principio más amplio de la neuroarquitectura es lograr una eficiente calidad de vida y bienestar personal.
Actualmente, el despacho que dirijo desarrolla bajo los principios de la neuroarquitectura un proyecto de hotel boutique que se integra a una zona de enorme valor histórico, cultural y educativo por tratarse de uno de los sitios arqueológicos más visitados en México. El proyecto enfatiza en todo momento la enmarcación del entorno cultural y su respuesta sustentable al mismo, mediante la utilización de materiales regionales.
En su recorrido, el hotel convive humildemente con el silencio, el clima, la vegetación y la presencia milenaria del sitio, conservando reminiscencias de vestigios arqueológicos y edificaciones catalogadas que, en este caso, conforman el conjunto del lobby de acceso y recepción en donde un árbol, testigo por décadas de la historia del lugar, enfatiza las características de arraigo, presencia y conservación del proyecto.
La construcción se levanta en su segundo nivel, sobre un terreno sensiblemente plano, desde el que se tiene una vista panorámica del valle, las pirámides y el pueblo vecino, constituyendo un observatorio privilegiado de amaneceres y atardeceres. Así mismo, prioriza las vistas y la calidad espacial donde todos los elementos arquitectónicos tienen relación directa con las pirámides y la cultura local mediante recorridos que rematan y acompañan grandes murales con diseños propios de este sitio arqueológico.
De esta forma, la neuroarquitectura permite crear diferentes perspectivas para las personas usuarias empleando un mismo lenguaje y originando un micro entorno ambiental y social conformado por una gran terraza perimetral que servirá como mirador a las pirámides, observatorio de estrellas, así como hito en la localidad ya que la monumentalidad de su cubierta de bambú, será un elemento de referencia desde cualquier punto del perímetro de la población, destacando su diseño curvo.
Es fundadora y directora general de AE GAYARANDA Arquitectura y Diseño Urbano, despacho con 20 años de experiencia en el desarrollo de proyectos de hotelería, corporativos, residenciales, de infraestructura, vivienda y usos mixtos.
Es especialista en diseño de hospitales y centros de salud sostenibles, así como en proyectos de potencialización turística y económica. Es creadora de un modelo de desarrollo urbano sustentable llamado ECOBARRIO: conciencia ecológica + conciencia social. Ha sido parte del equipo de consultores de ONU Hábitat para desarrollar el proyecto de Psicología Ambiental contenido en el libro titulado “Centros de Justicia para las mujeres: lineamientos arquitectónicos” cuyo objetivo es generar un cambio positivo en el estado psicológico de mujeres en condición vulnerable.
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